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2024-03-29 02:38:36

“Cambiar el mundo” con bicicletas para víctimas de violencia machista o migrantes

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Marta Rojo | València (EFE).- El colectivo Soterranya nació “de una manera un poco infantil” y con el objetivo de “cambiar el mundo”, y eso intentan sus voluntarios con el proyecto “Bicis para todas”, que repara bicicletas rotas u olvidadas y les da una nueva vida con quien las necesita, sobre todo migrantes, trabajadores de plataformas de reparto o incluso víctimas de violencia machista.

Así lo relata en una entrevista con EFE el portavoz de esta asociación valenciana, Toni Velarde, que lleva en Soterranya desde su fundación, hace veinte años, dos décadas en las que también han ideado otros proyectos, como una biblioteca para el barrio del Xenillet de Torrent (Valencia), y ha trabajado con menores o familias en situación de vulnerabilidad.

“Cuando nació Soterranya éramos muy jóvenes”, destaca Velarde, que recuerda que, en los estatutos fundacionales, se preguntaron cuál debía ser el objetivo de la asociación y se decantaron por “cambiar el mundo”.

Cambiar el mundo desde Torrent

Todo ello, con la dificultad añadida que supone cambiar el mundo desde Torrent, que es “una gran ciudad, pero no deja de estar en el área metropolitana” de València, si bien Toni Velarde reivindica “el papel del extrarradio”: “No somos una ciudad dormitorio, somos una comarca que está viva”.

Además, desde que el Ayuntamiento de Torrent les cedió un local, que han ampliado y renovado, la sede de la asociación está en el barrio del Xenillet de esta localidad, “estigmatizado” por las noticias que llegan de él sobre drogas y agresiones entre “clanes”.

Ubicar la sede en esta zona ha supuesto “un punto de inflexión”, según el portavoz de Soterranya, que reconoce “mucho prejuicio de cara al barrio”, hasta el punto de que cuesta que se acerquen voluntarios de Torrent.

Bicis para todas: ocho años, más de mil bicis y 500 en espera

El proyecto “Bicis para todas” nació hace ocho años “casi como una broma”, rememora Velarde, cuando un compañero de la asociación encontró una bicicleta rota en el río Palancia: “Queríamos quitar un residuo y se pensó en repararla y donarla a quien más lo necesitara, y después de eso nos dieron otra, y otra”.

Al principio eran las entidades sociales, como Cruz Roja y Valencia Acoge, o los colegios o centros de menores los que se dirigían a Soterranya para pedir bicis para personas que las necesitaban, pero luego empezaron a recibir llamadas, visitas y correos de los usuarios directamente.

Tanto es así que “de un día para otro” suelen recibir una media de veinte correos electrónicos pidiendo vehículos y “debe haber alrededor de 500 peticiones” todavía por responder.

“Llegamos hasta donde sea posible”, admite Velarde, que recibe diariamente peticiones desde Castelló o Madrid, que se atienden si se consideran prioritarias y alguien puede acercar la bici a su destino, pero también de Perú, lo que “ya es más difícil”.

Campos de refugiados y orfanatos

Pero estos envíos de larga distancia no son imposibles, pues Soterranya ya ha enviado bicicletas incluso a campos de refugiados en Argelia o Grecia o a orfanatos en Senegal, a través de contenedores con otros envíos: “Luego ves las fotos de los niños en bici con una sonrisa y es muy gratificante”, señala.

Soterranya, que trabaja con niños en muchos otros proyectos, también ofrece bicicletas a los colegios que las demandan para menores con pocos recursos.

Pero la asociación considera prioritarios, sobre todo, los casos de personas que necesitan la bicicleta para trabajar, especialmente los repartidores en plataformas de envíos o de comida a domicilio, que “te dicen: ‘necesito la bici para repartir, y si no reparto no como'”.

En la imagen, el portavoz de la asociación Soterranya, Toni Velarde. EFE/Biel Aliño

1.026 bicicletas repartidas

De hecho, con 1.026 bicis repartidas desde que empezó el proyecto, Velarde ha podido cruzarse por València con muchas bicicletas de Soterranya, conducidas por personas que están trabajando en este ámbito.

No son los únicos trabajadores que utilizan la bicicleta en sus desplazamientos. De hecho, Toni Velarde recuerda el caso de una persona que acudió a la asociación a pedir una bici porque “no tenía ni para el transporte público”. “Trabajaba haciendo arreglos en diferentes ciudades de la comarca, e iba de una a otra corriendo por la carretera”, relata.

Otro tipo de casos que se consideran prioritarios son los de las mujeres víctimas de violencia machista, que “necesitan la bicicleta para socializar cuando están intentando crear una nueva vida”, y a las que, muchas veces, ayuda o salva poder integrarse en clubes ciclistas o descubrir otra manera de desplazarse o hacer planes.

Bicicletas de ecoparque, de la Policía u olvidadas en el metro

Para atender las peticiones de bicicletas, Soterranya se nutre sobre todo de las bicis que encuentran “en la basura o por la ciudad”, pero también de donaciones de lugares como los ecoparques o de la Policía Nacional.

También los particulares donan las bicis que ya no usan, porque, aunque a Velarde le sorprende, “en la sociedad de la abundancia hay gente que tira bicicletas” o incluso se las deja olvidadas en el metro con lo que, después del plazo de reclamación, Metrovalencia también se une a las donaciones.

“Cuando nos llega una bici que es recuperable, se recupera; cuando no, se desmontan las piezas y se usan para arreglar otras; y si solo queda chatarra se le ofrece a la gente del barrio que trabaja con la chatarra”, detalla.

Para este trabajo, tras el fallecimiento del compañero que trabajaba como mecánico, todos se han volcado en aprender lo suficiente para poder arreglar las bicis que van llegando, “viendo todo en YouTube” y considerando el taller como “un banco de pruebas”.

Aunque también trabajan con familias de la zona para “abrir un barrio poco permeable”, han montado una biblioteca en su sede y, durante la pandemia, trabajaron para mejorar el acceso a internet para los niños escolarizados, su prioridad son las bicis como “una herramienta muy potente para mejorar el mundo”.

“La bici es una ventana al mundo, es la posibilidad de descubrir, de desplazarte, de llegar prácticamente hasta el fin del mundo”, destaca Velarde, que concluye que el éxito de ‘Bicis para todas’ se debe a que este medio de transporte es “una herramienta de mejora personal y colectiva que humaniza las ciudades y ayuda a la gente a relacionarse”.


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