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Mercedes Ortuño Lizarán |
Madrid (EFE).- Tetiana se refugió en Madrid apenas dos semanas después del inicio de la invasión rusa. Estaba a salvo, lejos de las bombas que caían sobre su país, pero su cuerpo permanecía “helado”: sentía la necesidad de hacer algo “útil” por Ucrania. A finales de mayo decidió regresar a una Kiev “más o menos segura”.
“Yo puedo arriesgar mi vida porque es mi decisión”, argumenta en una entrevista con EFE con la misma sangre fría con la que reconoce el peligro que corre cuando se cumple un año de conflicto: “Soy muy consciente de que quizá en una semana un misil ruso me mate. Sé que estoy en un país en guerra y que todo puede pasar en cualquier momento”.
A pesar de ello, en una videollamada desde un apartamento en Kiev que comparte con su perrito Thor, esta joven ucraniana de 26 años asegura que prefiere su hogar bajo la amenaza de los ataques a una tierra extraña en la que sentía que no podía contribuir a “reconstruir” su país y su economía.
Tetiana Siverska nació en un pueblo del oeste de Ucrania, cerca de Jmelnitski, pero hace diez años se mudó a Kiev, donde se graduó en ingeniería biomédica.
Desde que sus padres la convencieron de huir de Ucrania a principios de marzo de 2022 y pese a la incertidumbre de la guerra, Tetiana ya quería volver. Por eso nunca pensó en asentarse en España.
Además, aunque buscó empleo con la ayuda de la asociación Voluntarios por Ucrania, cuenta que el requisito principal para cualquier puesto era hablar con fluidez español, y ella todavía lo está aprendiendo.
España ha concedido la protección temporal -que les da permiso de residencia y trabajo- a más de 168.000 ciudadanos y residentes ucranianos, un tercio de los cuales son menores.
De su estancia de algo más de dos meses en Madrid, en los que vivió en casa de una pariente lejana, Tetiana agradece precisamente “el trabajo de los voluntarios” y “los programas de acogida del Gobierno”.
Sin embargo, estar lejos de Ucrania era “psicológicamente muy duro” para ella, no había “nada que pudiera hacer” y “nada” le “hacía disfrutar”. “No quería vivir en ningún otro lugar”, concluye sin atisbo de duda.
Como Tetiana, una cifra “significativa” de ucranianos pueden haber regresado a su país desde España, aunque el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha asegurado este miércoles que es “muy difícil” hacer una estimación al respecto.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) constata que el 4 % de los refugiados ucranianos que ha atendido ha retornado: de casi 5.000 personas que ha acogido la ONG en sus programas, unas 220 han manifestado expresamente que volvían a Ucrania.
Pero otro 33 %, casi 2.000 personas, ha prescindido del sistema de acogida sin determinar el motivo de su salida, por lo que podría haber “vuelto a Ucrania, a países colindantes o haberse quedado en España”, apunta a EFE Mónica López, directora de Programas de CEAR.
“Ahora mismo, parece que van asumiendo que van a estar en España más tiempo del que pensaron en un inicio, pero la idea del retorno siempre está en su mente, supongo que al igual que en la mente de otras personas refugiadas que siempre anhelan volver a su país”, reflexiona López.
Al despedirse de sus padres el 8 de marzo de 2022, Tetiana les dijo “adiós para siempre”. No sabía entonces si iba a poder volver, si los rusos llegarían hasta su pueblo, ni siquiera “si Ucrania seguiría existiendo”, rememora.
Cuando Kiev recuperó una relativa seguridad, no dudó en regresar. “Soy adulta, estoy sana, puedo hacer algo. No puedo estar lejos cuando tenemos que reconstruir nuestro país”, pensó en aquel momento.
“Aquí tengo un trabajo, tengo a mi adorable perrito, pago mis impuestos aquí, compro ropa aquí, dono cada día a ONG, a los soldados que recaudan dinero (…). Siento que puedo ser útil. Significa mucho para mí y me da mucho poder”, cuenta en una entrevista con EFE.
Para ella, haber vuelto a Ucrania no es una muestra de coraje, sino que supone “ser la responsable” de su futuro: “No me siento valiente. Simplemente, me encanta la vida que tenía antes del 24 de febrero de 2022”.
“Amo mi país, mi idioma. Ahora he estudiado más cultura ucraniana porque gran parte fue destruida por la URSS (…). Estamos descubriéndonos a nosotros mismos como ucranianos”, añade.
El día a día de Tetiana en Kiev es bastante “rutinario” gracias en parte a su trabajo en una farmacéutica suiza, aunque todo “depende de las alarmas aéreas”, que han aumentado en esta última semana. “Parece que el Ejército ruso quiere felicitarnos por un año de guerra a gran escala”, ironiza.
